Toti Morel presentó en vivo las canciones que componen su álbum debut en solitario y que celebran más de 50 años de carrera contando historias urbanas narradas de manera percusiva.
Denominado ‘Toti Morel y Los Buenos Muchachos’, este material fue lanzado en diciembre de 2024, cuyo contenido ya hizo eco en varios rincones de la noche asuncena del jazz, el rock o la fusión de ambos, que derivan en alucinantes improvisaciones y maratónicos solos de batería que provocan el delirio de un público fiel, que institucionalizó la figura del veterano baterista, en cada escenario o en cualquier espacio disponible donde su magia rebote con cada tañido.
Muchas de sus canciones se volvieron en clásicos entre los memoriosos y fieles seguidores de sus actos en directo, hasta que en el año 2011, el grupo Joaju Cuarteto, lanzó su primer disco ‘Jazz de Acá’, que reúne nuevas versiones de viejas canciones de Jazz, compuestas por autores locales, entre ellos Toti Morel.
Pero no fue hasta finales del año pasado, cuando el superhéroe de la batería lanzó su primer disco como solista, a sus 72 años de edad, que marcan un hito por ser uno de los bateros más experimentados en la historia de nuestro país que aún se mantienen activos.
El mismo se lanzó en formato digital y también en vinilo, siendo muy celebrado por la tan particular bohemia afición del jazz de nuestro país.
La presentación de este disco fue un homenaje en vida, porque llegó con una exposición al estilo museo de sus diferentes baterías, posters de festivales y shows que realizó, como también sus archivos fonográficos, que incluye el icónico disco ‘Música Para los Perros’ de Pro Rock Ensamble, y varias colaboraciones galácticas con Lobito Martínez, Carlos Centurión, Tato Zilly, Palito Miranda, Remigio Pereira y otros grandes maestros de la música nacional.
En su más reciente presentación en una fresca noche de jueves en Voudevil, Toti y los Buenos Muchachos recorrieron las canciones de esta placa debut, donde se incluye “Ayna mamita querida, ya no lo voy a hacer más”, que se basa en un recuerdo de las viejas y silenciosas viviendas de las afueras del centro de asunción, donde uno podía escuchar las andanzas de los vecinos, como así también los escarmientos de los padres a sus hijos.
“Pontyac”, esos viejos y llamativos modelos de autos que acostumbraban estacionarse por algunos barrios de la ciudad o la divertida canción que se volvió en un “hit” en los circuitos jazzísticos, sobre todo de la vieja escuela, y que de a poco está siendo descubierta por los más jóvenes; nos referimos al tema “Marcación en la esquina de Ayolas”, un tema de jazz bailable que puede escucharse de fondo en una persecución policial del cine mudo.
En dicho tema aprovechó para retumbar sus cilindros con mucha sencillez y con una sola muñeca hacía lo que un baterista promedio te hace con las dos sobre la caja, mientras que con la otra jugaba con sus platos, ante la atenta mirada del público fascinado por sus siempre celebrados y veloces cruces de brazos, sin olvidar golpear a todos los componentes de su instrumento.
El final de la noche vino con una canción que compuso su fallecido amigo y compañero, Jorge “Lobito” Martínez, a su querida tortuga llamada “Carola”, para cerrar con una diadema y una lluvia de aplausos, por el talento, esfuerzo y carrera de Toti Morel en las tarimas de la vida y de la noche.
