05 dic. 2025

Green Day: El último slam multigeneracional

Por Orlando Salerno

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Green Day cerró su gira sudamericana en Asunción, donde resumió su carrera en vivo, para varias generaciones de estremecidos fans que trepidaron con un set que abarcó todas sus eras.

La banda californiana despertó a sus seguidores paraguayos para hacer realidad su sueño de verlos por primera vez en suelo asunceno, en una noche que unió voces, juntó cabezas, levantó polvo y por momentos llamó a la lluvia, que actuó como agente extintor de un escenario que implosionó de energía, expulsando fuego y potentes himnos multigeneracionales.

La velada inició con los locales Garage 21, el merecido acto local que sirvió para calentar los oídos y celebrar el legado de Green Day en nuestro país.

Hablamos de una banda nacional que debutó en vivo, un 21 de septiembre del año 2004, el mismo día que Green Day lanzó un misil llamado ‘American Idiot’, que marcó su segundo advenimiento, tras el éxito de ‘Dookie’ de 1994.

Posteriormente, desde la ciudad de Essex, Inglaterra, Bad Nerves se presentó ante un público impaciente por el acto principal. Los mismos realizaron una formidable y fresca actuación de power pop.

Finalmente, llegó el momento más esperado de la noche, y de la vida de miles de personas ahí presente en el Jockey Club del Paraguay.

El preámbulo con “Bohemian Rapsody” de Queen sonando en los parlantes y “Blizkrieg Bob” de The Ramones, para esperar a nuestros héroes: Mike Dirnt y Tré Cool, que irrumpieron en la tarima liderados por un Billie Joe Armstrong que comenzó afilando su guitarra, que emanaban centellas, por la carga emocional que significaba escuchar los primeros acordes de “American Idiot” en nuestro país.

El estruendo de realidad que nos golpeó recién cuando Billie Joe gritó: "¡Asunción!”, por primera vez.

Pero, recién cuando comenzó “Holiday” la gente cayó en la cuenta de lo que estaba atestiguando y comenzaron a saltar de emoción.

En el nudo de la canción, Billie cambió la letra y dijo: “The representative from Paraguay now has the floor”, para bajarnos a tierra y comenzar a disfrutar de una soñada realidad.

El setlist siguió con “Know Your Enemy”, que contó con la participación de las primeras gotas de la noche y de una fanática del grupo, Georgina Verdecchia, la creadora de contenidos que subió y dominó el escenario, ante un Billie Joe que quedó fascinado, tras cederle el micrófono.

La lluvia persistía, pero de forma decorativa, para ilustrar el suspiro que “Boulevard of Broken Dreams” genera, antes que sonara “One Eyed Bastard” y “Revolution Radio”, sus éxitos del Siglo XXI.

Luego, el momento cumbre para la Generación X, el recorrido por los años noventa que hizo Green Day, mediante “Scattered”, “Welcome to Paradise”, “Long View”, “Hitchin’ A Ride” y “Brain Stew”, lo mejor de ‘Nimrod’ y ‘Dookie’, que exigieron un mayor esfuerzo físico para el pogo y la cabriola.

Eso se extendió con la poderosa “St. Jimmy”, un tema muy celebrado por la Generación Y, que experimentó vívidamente el furor de ‘American Idiot’ a mediados del Nuevo Milenio.

La etapa más romántica comenzó con “Dilemma” de su último disco ‘Saviors’ de 2024, para la Generación Z, seguido de la ultra sensible “21 Guns”, que sirvió de cortina para una propuesta de matrimonio entre el público.

Pero la luna de miel duró poco, porque retomamos el vigor de responder al siguiente combo de canciones que no dieron tregua ni respiro: “Minority”, “Basket Case”, “When I Come Around” y “She”, que nos dejó sin aire.

La banda nos dio una tregua, con el tema más oportuno de la noche: “Wake Me Up When September Ends”, irónicamente, esto ocurría mientras todos querían seguir soñando despiertos, deseando que el 15 de septiembre sea eterno.

Para ir cerrando su set, faltaba escuchar el tema más intenso del catálogo de Green Day, el mismo que muchos estuvimos esperando ver en directo por décadas. Nos referimos al himno millennial: “Jesus of Suburbia”, la historia de los “corazones reciclados, pero nunca salvados”, que menciona la letra de la misma.

El peso emocional de esa canción era muy ponderosa y la experiencia era casi cinematográfica, porque se cantaba, se pogueaba, se ondeaban las manos, luego se gritaba y finalmente se descansa, para luego retomar todo lo mencionado, y de una sola vez, en los segundos finales del tema.

La ópera rock de 9 minutos que Green Day separó en capítulos, finalmente se hizo obra de teatro entre varios del público, que tienen a “Jesus of Suburbia” como su tema favorito.

Quedaba muy poco para cerrar las cortinas de un inicio de semana atípico, porque fue muy esperado, arrancó con mucha fuerza y nos terminó agotando de emoción.

Y para despedirse, “Good Riddance (Time of Your Life)”, fue una canción que acarició el alma de esos fatigados cuerpos, para curar su espíritu y dar fuerzas para seguir adelante.

De parte de Billie Joe Armstrong, es una expresión solista de gratitud con el público que supo responder con altura a los desafíos y situaciones que las canciones de Green Day plantean en sus shows.

El recital de Green Day era necesario, se esperó por mucho tiempo, reunió rostros de todas las edades y nos llevó por viajes internos para expresar nuestras emociones más complejas, pero en comunidad, gracias a canciones emblemáticas, que marcaron el sentir de una época y de tres generaciones que coincidieron en una gloriosa noche asuncena.

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