05 dic. 2025

Airbag y una oda al virtuosismo en Paraguay

Por Orlando Salerno

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Airbag ofreció su show más grande en Asunción, con localidades agotadas, en un Jockey Club que se convirtió en el cuadrilátero de su Club de la Pelea, con una oda al virtuosismo, en lo técnico y emocional, en su Primer Round.

La banda argentina de liderada por los hermanos Sardelli llegó a la capital paraguaya, tras llenar el estadio de River Plate en su natal Buenos Aires, y deleitó por tres horas -casi ininterrumpidas- al público que los ovacionó en Asunción.

Los mismos iniciaron su set con “Jinetes Cromados”, acompañados de una pirotecnia que iluminó los ojos de sus fieles seguidores que luego se agitaron con “Anarquía en Buenos Aires”, con letras sobre la brutalidad policíaca, que los jóvenes presentes lo sintieron como una oportuna catarsis localista.

El despliegue de sonido estuvo marcado por bombos punzantes de la batería que iban directo al pecho y guiaban los emocionados ritmos cardíacos de su gente.

Se trata de una banda que opta por la distorsión tradicional de sus guitarras, sin efectos ni variantes, para traducir la calidad técnica de Pato y Guido en vivo, ya sea con sus yemas o con sus dientes, junto al slapping de bajo con reverberación de acero de parte de Gastón Sardelli.

“Esta noche” del año 2006, fue muy acompañado de las voces que llenaron un sector campo que se encontraba sin vallas divisiorias, lo que hizo que este show de Airbag sea el más grande y más directo que realizó en Paraguay.

El feedback de la gente continuó con “Noches de Insomnio”, que cerraba con intensos solos de guitarra, provenientes de la Stratocaster de Pato, en sinergia con el bajo, para los créditos finales del tema.

Luego, el predio del Jockey se prendió por primera vez con las pantallas móviles, para seguir la canción “Pensamientos”, que retrata la complejidad de las relaciones humanas, donde el amor y el dolor a menudo se entrelazan de manera indistinguible.

Las canciones concluían con ovaciones para esta banda que lleva el ADN del rock argentino desde la agudeza de Rata Blanca, lo místico de La Renga y hasta la armónica de Los Piojos, para interpretar “Extrañas intenciones”, el favorito de Pato, según sus palabras en el escenario.

Para “Corazón Lunático”, Guido emula los pasos de Angus Young de AC/DC, tocando como un joven Chuck Berry, con el groove de sus guitarras, fusionados con un piano. La formula original del rock n’ roll que se mantiene vigente, porque Airbag es la prueba de que esas tradiciones sonoras siguen siendo atractivas para las masas.

Luego le tocó el turno a Pato de brillar, ya usando una guitarra Les Paul para un solo con reminiscencias al Slash de “Noviembre Rain”, en pose y técnica, al concluir el tema “Nunca lo olvides”.

Luego retornaron los maratónicos solos de Pato, quien vestía una mascara de esqueleto en el rostro, como preámbulo a la retumbante “Huracan”, que canta y toca con la mano izquierda, presionando el mango de sus ultra distorsionadas cuerdas, mientras miraba fijamente a la cámara del escenario y de espaldas al público que lo celebraba.

Pero la intensidad todavía no cesaba, porque llegaba “Hombre Puerco”, el tema más político dentro del concepto de su último material titulado ‘El Club de la Pelea I’. La trampa y la tensión, en un laberinto perverso, que aliena el alma con: “fama, p*tas y rock n roll”, gritaba Guido.

Un integrante más fue llamado a la tarima, se trataba del celebrado “Frankestein” que se inflaba y se movía a “Motor Enfermo”, al costado derecho de los parlantes.

La mayoría del grupo se dio un respiro, mientras que Pato soltaba un manifiesto de seis cuerdas, para iniciar así su exitoso “Cae el Sol”, uno de los momentos más emotivos del show, para cerrar el primer acto de la noche.

Para continuar la segunda parte, Pato se acomodó en un sofá que se colocó en el escenario, para traer al sol de vuelta, con una intro acústica de “Here comes the sun” de The Beatles, antes de dar paso a “Va a ser difícil olvidar”, desde la comodidad de sus asientos.

Pasamos de la electro acústica de Pato, de corte rockero, a las punteadas de flamenco bien asertivas, para una versión de “Have you ever seen the rain” de Creedence.

Entre bebidas de por medio, para entrar en tono y así afinarse para interpretar su mega primer hit, “La Partida de La Gitana”, el éxito de 2004 con el que se dieron a conocer al mundo y que con los años “envejece como el vino”, según el propio Pato.

De vuelta a la carga eléctrica con “Bajos Instintos”, que al concluir, Pato se puso a puntear las notas de guitarra del tema “Yesterday” de The Beatles por completo, como antesala y despedida de su segundo acto, con “Cicatrices” y “Apocalisis Confort”, con un Guido agitando a su gente.

Tras remover los muebles del escenario, se colocó un piano de cola, para que Pato entone las notas de “La Galopera”, la escena con más cercanía de Airbag con el audiencia paraguaya que colaboró con su entonación.

Posterior a “Cuchillo Guantanamera” y “Por Mil Noche"", que contó con el retorno de la armónica hacia su final, para reflejar el espíritu cancionero de Pato Sardelli, quien ya vestía una casaca de la Albirroja.

Y fue así que comenzaban a despedir su tercer y último acto, con una canción que induce a las chicas a mostrarse con la mitad del cuerpo al descubierto, ubicadas en los hombros de los caballeros presentes, para dejarse llevar con el provocativo tema “La Colombiana”, para esos cuerpos que se resistían al cansancio y comenzaban a sentir calor con la ropa puesta en sus torsos, que terminaron al descubierto.

Para ir cerrando una larga jornada de emociones y mucha polenta, hicieron un cover de “Is this Love” de Bob Marley & The Wailers, un reggae aromático que se espacia mediante el cálido viento que cubría la noche asuncena, que se adentraba a las 11:00 PM, hora exacta con la que bajaron los telones con su infaltable y muy esperado himno juvenil “Solo Aquí” del año 2004, que derivó en el último baile de su gente que los despidió con fuegos artificiales.

Pasan los años, pero el ímpetu juvenil de Airbag se mantiene intacto y sus movimientos van a seguir siendo abrazados por nuevas generaciones, porque matienen su frescura y siempre miran para adelante.

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